jueves, abril 16, 2009

Masturbacion Negra nº1


Helmut Newton


MANIFIESTO DE UN POETA SADOMASOQUISTA

Existe en gran parte de las manifestaciones poéticas, un gusto genérico e indispensable por el sadomasoquismo. Un sadomasoquismo siempre envuelto en fustas de seda, que, sin embargo, no hace variar la expresión sufrida del poeta. Tanto es así, que Rene Char llegó a sentenciar que ser poeta es sentir apetito por un malestar. Este aforismo, que quizá tenga más de epitafio, es la culminación de toda una trayectoria universal dedicada a la guerra interna del yo poético (de hecho, Machado se pronunciaría respecto a su conflicto particular de la siguiente manera: “Yo vivo en paz con los hombres, y en guerra con mis entrañas”). Aunque pueda parecer que el mismo Machado se defraude y defraude al hacer alusión al mundo palpablemente humano que le rodea, en su poesía, el hombre como tal solo actuará como un condicionador (el eterno martirizador del látigo) que encenderá a través del tormento el cerebro del autor. El sadomasoquismo crea de hecho, en condiciones sexuales, un vínculo afectivo por parte del individuo dominante hacia el dominado.

No obstante, en la atmósfera poética, y concretamente en la de la cita machadiana, el hombre no puede amar al poeta, pues ni siquiera sabe que lo está torturando, por lo que el propio poeta debe tomar el relevo y amar al individuo.
Por otro lado, el sadomasoquismo intimista y celebrativo, el del hombre de la estabilidad unilateral, citando de nuevo a Char, el que resulta casi de bufón mesiánico pero siempre sufrido, se oculta inevitablemente en la joroba sentimetalmente sobrealimentada y devoradora de filias del poeta. El camino, via crucis inapelable, es el que arrastra por los tobillos al caminante sin este poder hacer nada. Es presumible que el final incierto pero indeseable, que es el terminar del sendero, es una trampa traicionera para un paseante que se ha encontrado sin pretenderlo en la linea de salida de un itinerario muy accidentado y poco fiable. El poeta, que no es ciclista, no ve posible la realización en la meta, sino en el recorrido. El poeta, que no es ciclista, no tiene más que un camino y una carrera. El poeta, que de nuevo sigue sin ser ciclista, desearía que se le pinchase una rueda. Pero en su lugar, como poeta pervertido que es, encuentra el placer en una pasión, la misma pasión afilada que le recuerda que o avanza por el camino, o dormita sin remedio hasta la tarde (ocaso del mismo ser). Así, el sadomasoquismo vuelve a entrar en acción, pues ese dolor de fin del mundo, es el que hace al poeta encontrar en el camino más que una condena. Freud enuncia que la excitación sexual se genera como efecto colateral, a raíz de una serie de procesos internos, para lo cual basta que la intensidad rebase ciertos límites cuantitativos .
En esta tesis se refleja la espina (que parece casi caida de una rama benévola al juntaversos), doliente y necesaria que revive el alma del poeta por medio del dolor, para vivir en el camino.
Y es que aquí se presentan dos posibilidades. La espina o el ocaso. La vida o el pesimismo mortuorio.

Algunos incas, en sus ritos más extremos, dedicaban su existencia al Dios Sol. Era tal su rigurosidad espiritual, que les exigía tumbarse en la arena, totalmente desnudos, durante días, sin apartar la vista del sol. Primero se quedaban ciegos, para más tarde morir deshidratados.
Aquí se puede ver al hombre sin espina, firme en sus convicciones, pero tremendista en su planteamiento. El poeta por el contrario, no se rinde ante un Dios que no va a tener tiempo ni de obrar milagros, ante el término del camino, sino que opta por realización del mismo, que es suelo seguro.

El paraiso es ciego y negro, dice Dylan Thomas. Y hay que ser muy valiente para creer lo contrario, o ser un ciclista de éxito y vocación con un trofeo y una espumeante botella de champagne al otro lado de la meta.

*

Pido perdón por el semen.

3 comentarios:

tournesols dijo...

Pronto recibirá noticias mías (o algo... un suspiro, un estornudo, un puñado de lágrimas congeladas, qué sé yo)

*

Lara dijo...

jum


¿perdonado?

Julio Castelló dijo...

Si el semen es mental, compartido y de esta consistencia, no sé de qué habría de perdonarle...