La tierra yerma
advierte:
vuestros rostros me pertenecen
como el arbusto
donde florecen
los puñales
jugosos puñales
Como los amores
de los mutilados
vuestros rostros me pertenecen
-¿qué diríais que significan?-
(a modo de últimas palabras)
Nada hay que no se haya dicho
(allí)
a través del conducto
donde prensan las especias
(¿qué pensarias que pensaría
si cantases
que espías a través del pájaro?)
Tu ojo es demasiado dulce para
los dientes de nadie
Ni siquiera el alfiler
y su sobria
rigidez
Ni siquiera el alfiler
y su ojo
(que nada lo ve)
Sino una serpiente ciega
como todas las cosas
que reptan
y palpitan contra la grava
II
Los puñales cuelgan del arbusto
Con la jugosidad del gusano
¿Son la causa de estos cortes?
Nada hay que tú y yo
pudiésemos
hacer para asirlos
Nada, ni tú ni yo,
podemos cortar
con estas manos,
y sus huesos
y sus pieles
y sus uñas
sus retratos
biológicos
a vapor
(¿era eso el agua?)
-Ni siquiera el alfiler-
¿?
La tierra yerma
advierte:
vuestros rostros me pertenecen
como el arbusto donde florecen los puñales
y la fria grava
contra el abdomen
-(como) ese hijo
de sonrisa
boba
y
desdentada-
y la fría grava
contra el abdomen