martes, febrero 07, 2012

Interregno


PENTTI SAMMALLAHTI



Y le pareció como si ese último silencio acabara de ser alcanzado: vió las bocas de los hombres horriblemente abiertas unas frente a otras, ni un sonido escapaba de las secas cavidades, y ninguno de ellos entendía ya al otro. Habían perdido el habla por la conciencia de la culpa, sintiéndose culpables por la pérdida del habla; era el último grado de silencio en lo terreno, era el último silencio del hombre y, viéndolo, también su boca quería abrirse en un mudo grito de horror.

HERMANN BROCH
La muerte de Virgilio
(1945)

*


1 comentario:

רוּת dijo...

Nuestro mudo silencio de terror.