IMOGE CUNNIGHAM |
No te cortes en la mano o en el pie,
ni por azar ni adrede.
Pondrán rápidamente un dios en esa herida,
pondrán un dios ahí
porque él
protege todo aquello que se separa de uno mismo
*
Me tensaba para recordar
el mundo que he comprendido fulgurantemente
y que me ha castigado arrojándome en el cuerpo,
este lento hablador.
Pero no podía recordar nada.
Sólo esto – que he tocado
Otra cosa, Otra persona, Otro dónde,
que, sabiéndome, me rechazaron.
el mundo que he comprendido fulgurantemente
y que me ha castigado arrojándome en el cuerpo,
este lento hablador.
Pero no podía recordar nada.
Sólo esto – que he tocado
Otra cosa, Otra persona, Otro dónde,
que, sabiéndome, me rechazaron.
*
Estoy enfermo
Porque no puede dividirse entre dos ojos
dos errantes, dos uvas,
dos leones rugientes, y entre dos
mártires descansando en hogueras.
Porque no puede dividirse entre dos ojos
dos errantes, dos uvas,
dos leones rugientes, y entre dos
mártires descansando en hogueras.
*
Me miraré en todas las cosas,
abrazaré conmigo mismo
todas las cosas a la vez,
y ellas
me lanzarán atrás, después de que
todo lo que había en mí de cosa
haya pasado, desde hace mucho tiempo, a las cosas
abrazaré conmigo mismo
todas las cosas a la vez,
y ellas
me lanzarán atrás, después de que
todo lo que había en mí de cosa
haya pasado, desde hace mucho tiempo, a las cosas
*
Es el adentro pleno,
el interior del punto,
más apretado en sí mismo que el punto mismo
el interior del punto,
más apretado en sí mismo que el punto mismo
NICHITA STANESCU
Once elegías
(1966)
1 comentario:
se suspenden las manos. aprendemos a cantar con sus cortes. celebremos, celebremos, jerusalem, jerusalem, jerusalem!
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