jueves, agosto 25, 2011

If anyone is hurt, the people say: "The trance is not real"


BAILARIN KRIS (BALI)


Hablo como en mí se habla. No mi voz obstinada en parecer
una voz humana sino la otra
Que atestigua que no he cesado de morar en el bosque

ALEJANDRA PIZARNIK


Trance and Dance in Bali
 (1952, Margaret Mead
& Gregory Bateson)

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M. Mead refirió que al preparar el combate entre Ragda y Barong para filmarlo, el círculo de trance de Pagutan decidió que a los extranjeros les gustaría ver a jóvenes mujeres entrar en trance y apuñalarse el pecho con los kris. Normalmente acostumbraban hacerlo sólo gente anciana. En aquella época, las mujeres balinesas solían ir con el pecho al descubierto. Los senos desnudos no comunicaban en Bali el mismo significado erótico que en Nueva York. Pero por otra parte -yo diría que para imitar o al menos para no ofender a los extranjeros- durante la filmación, las jóvenes balinesas bailaron con el pecho cubierto.

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Sin decir nada a M. Mead ni a Bateson, los hombres del círculo de trance instruyeron a las jóvenes en técnicas oportunas para entrar en trance; a las mujeres se les enseño incluso a manejar el kris. Posteriormente, los hombres del círculo indicarían con orgullo a quienes hacían la película, los cambios introducidos con motivo de la especial filmación. En la película no se mencionan en absoluto dichos cambios. En Trance and Dance aparece una vieja que, como narra la voz de Mead, había anunciado que "no iba a entrar en trance"; no obstante, fue "inesperadamente" poseída. La cámara la sigue: tiene los senos desnudos, en profundo trance, el kris apunta con fuerza contra su propio pecho. Luego, lentamente, un anciano la saca del trance. Hay un lapso de tiempo durante el cual, sentada, cuando finaliza el drama, sus manos siguen ejecutando los movimientos de la danza.

Parece que los miembros del círculo de trance estaban indignados con esta vieja porque sentían que su trance había echado a perder las elegancias estéticas que habían estado preparando para los ojos -y los objetivos- extranjeros. Sucedió que el equipo de M. Mead y Bateson, encargado de la filmación, prestó demasiada atención a esa vieja mujer. Parecía, y era, una persona que entraba realmente en trance. Pero, desde el punto de vista estrictamente balinés, ¿qué era lo realmente "auténtico": las jóvenes preparadas por los propios balineses o la vieja solitaria que hacía cosas tradicionales?

RICHARD SCHECHNER


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ESPECTÁCULO WAYANG WONG EN BALI
(FOTOGRAFÍA TOMADA EN LOS AÑOS 30)


















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Si observamos el comportamiento general del hombre arcaico nos llama la atención un hecho: los objetos del mundo exterior, así como los actos humanos, no tienen valor intrínseco autónomo. Un objeto o una acción adquieren un valor y, de esta forma, llegan a ser reales, porque participan, de una manera u otra, en una realidad que los trasciende. Una piedra, entre tantas otras, llega a ser sagrada -y, por tanto, se halla instantáneamente saturada de ser- por el hecho de que su forma acusa una co-participación en un símbolo determinado o también porque constituye una hierofanía, posee maná o constituye un acto mítico.

MIRCEA ELIADE
 El Mito del Eterno Retorno
(1949)

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Los balineses -no sólo en rituales de la corte, sino en general- vacían, modelan sus ideas más integradoras sobre la forma en que son las cosas en su naturaleza última, y, en consecuencia, las formas en que los hombres deberían actuar, en símbolos inmediatamente aprehensibles por los sentidos -en un lexicón de tallas, flores, danzas, melodías, gestos, cantos, ornamentos, templos, posturas y máscaras-, en lugar de hacerlo en un ordenado conjunto de "creencias" explícitas, aprehendidas discursivamente. Estos medios de expresión convierten cualquier intento de resumir esas ideas en una empresa dudosa. Tal como pasa con la poesía -que es lo que está realmente involucrado en este análisis, en su sentido amplio de poiesis ("construcción", "hacer")-, el mensaje está tan profundamente hundido en el medio que transformarlo en una red de proposiciones es arriesgarse a dos de los crímenes característicos de la exégesis: ver más en las cosas de lo que realmente hay; y reducir una riqueza de significados particulares a un gris desfile de generalidades.

CLIFFORD GEERTZ
Negara: el Estado-Teatro en el Bali del Siglo XIX
(1980)

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CEREMONIA DE TRANCE EN BALI
(FOTOGRAFÍA TOMADA EN LOS AÑOS 30)
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Gran parte de las idiosincrasias estéticas (centrándonos en los medios rituales de simbolización presentes en Trance and Dance in Bali) presentes en los mecanismos balineses de representación, se encuentran íntimamente ligadas a cierto punto de fuga, proyectado hacia precisas mímesis asentadas en el perímetro de lo mortal (siempre con una obvia implicación de lo divino o de una particular mortalidad deformada entre los límites del Caos). No solo lo mortal en cuanto humano, sino tambíén en cuanto antienergía vital: la forzada expulsión del niño muerto; el niño muerto escurriéndose como un balón entre las manos de los hechizados, el eterno kris pendiendo sobre los censurados pechos (transculturados pechos) de los participantes del rito-espectáculo (rito-espectáculo político, según Geertz). La sacra misión: exterminar toda fuerza oscura (encarnada, en este caso, en la persona de La Bruja) en aras de la restauración del orden (por medio de otra fuerza oscura, esta es, el asesinato), los violentos trances: cuerpos resquebrajándose contra la tierra, tendones imantados contra el acero, globos oculares ocultos en las trampillas. El agua sagrada, extirpando el trance, punzando el trance (las pústulas dan a luz; el pus, finalmente, nace. Un imprevisto perro, mastica las ofrendas, y esa luz, parece, al fin y al cabo, el sol. Tan solo el sol). Los adeptos del Dragón, privados de razón, manipulan el Caos (dirección: -El Interior- la entropía): el kris, cuyo proyecto causa sui dormitaba en las entrañas de La Bruja, se vuelve contra los restauradores del Orden. El pueblo no escapa al Caos. No en esta vida. No en la vida.

Clausura de la conciencia; absoluta eliminación de la voluntad. Diegética e intersubjetivamente incomprobables. La sangre es una brujería; densidad incomprobable. La sangre no es testimonio. La cabeza no es testimonio; muerte incomprobable. Diegética e intersubjetivamente.


La Bruja baila, y su cuerpo podría ser, después de todo, un milagro, como otro cualquiera.


If anyone is hurt, the people say: "The trance is not real"

El Sortilegio

Un miedo como otro cualquiera
En Bali
En Europa
El Caos durmiente

La daga contra el pecho

Cuidado

No
dañar
la preciosa
Daga

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4 comentarios:

Stalker dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Stalker dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kokette dijo...

Koko, amor de circo, pasaríasme ese suplicio chino?

Estoy mejor. Ya he estudiado algo, además. Hay viento, tralalá, y hubo nieve en las montañas. Dicen mis padres que ha nevado en mi pueblo. Digno de verse.

He leído tu Sombra demente y ahora voy a comer chocolate.

Insisto de nuevo en hacer susurro del suplicio, porque aparte de estar ociosa tengo muchas ganas de leerlo, y ya sabes de mis obsesiones.

Por cierto, ¿me recomendarías ver estas películas? http://veu.ugr.es/pages/AgendaCultural/*/ficha/la-princesa-de-las-ostras-die-austernprinzessin-1919-vose-ov-film-with-spanish-subtitles

Así salgo algo de casa estos días.

Jusqu'à ce que la force de t'aimer me manque,

Kokette

Koko dijo...

Me alegra su mejoría, Kokette. Podrá exterminarse el Let her go, let her go..., dejando un único y plácido: God bless her

Respecto a su petición, no querría hacerle yo perder su valioso tiempo encomendándole lecturas insignificantes propias de un clown esquemático. No obstante, le tiendo un consejo: seguro que encuentra a su alrededor algo más digno de ser leído.

En cuanto a la cuestión cinematográfica: no he visto esa película de Lubitsch, pero si Ninotchka, de la que guardo buen recuerdo. En fin, imagino que no sería descabellado ver la que usted menciona. Veo por ahí L´argent de L´Herbier. Esta sí se la recomiendo con fervor. De las otras, nada puedo decir, lo siento.

Mais peut-être… Quelle superbe résurrection de la vie,

Koko